El Banco Santander volverá a ser, en 2027, la única entidad financiera española clasificada como sistémica a nivel mundial , según la actualización publicada por el Banco de España . Esta distinción, que implica que su eventual quiebra podría desestabilizar al sistema financiero global, mantiene a la entidad presidida por Ana Botín entre los grandes bancos internacionales que deben cumplir con requisitos de capital más exigentes para garantizar su solvencia.

Una categoría que reconoce el peso global de una entidad

El concepto de banco sistémico —conocido por el término anglosajón «too big to fail» — designa a aquellas entidades cuyo tamaño, complejidad y nivel de interconexión con otras instituciones financieras las convierte en esenciales para la estabilidad económica internacional. En caso de quiebra, su impacto iría mucho más allá de sus accionistas o clientes: podría provocar un efecto dominó sobre el resto del sistema bancario.

La inclusión del Santander en esta lista global implica que deberá mantener un colchón adicional de capital del 1 % sobre los requisitos mínimos estándar. Este refuerzo de solvencia tiene como objetivo mejorar su capacidad de absorción de pérdidas y reducir el riesgo de contagio en situaciones de estrés financiero.

La evaluación de 2024: Santander, claramente por encima del umbral

Según los datos más recientes disponibles, correspondientes a 2024, el Santander ha alcanzado una puntuación de 203 puntos básicos , muy por encima del umbral mínimo internacional de 130 puntos que marca la entrada en la categoría de entidad sistémica global. Este resultado refleja su presencia internacional, volumen de activos, complejidad operativa y grado de interconexión con otros actores financieros.

BBVA y CaixaBank, fuera del radar internacional

El resto de grandes bancos españoles, como BBVA y CaixaBank , no han conseguido superar los baremos necesarios para ser incluidos en esta clasificación global. En ambos casos, sus puntuaciones han descendido ligeramente respecto al año anterior, lo que confirma su menor nivel de riesgo sistémico según los criterios internacionales.

En el caso del BBVA, aunque llegó a formar parte de esta lista entre 2012 y 2014, fue excluido a partir de 2016. La entidad ha explicado que su modelo de negocio enfocado al segmento minorista justifica esta evolución. En la revisión nacional más reciente, también ha experimentado una leve caída en su puntuación, manteniéndose en niveles moderados de importancia sistémica a escala estatal.

Implicaciones regulatorias y supervisión europea

La clasificación como banco sistémico no solo implica un reconocimiento del tamaño e influencia de una entidad, sino también mayores exigencias regulatorias . El colchón adicional del 1 % que se le exige al Santander tiene como finalidad reforzar la resiliencia del sistema financiero en su conjunto . En caso de crisis, se pretende evitar el uso de dinero público para su rescate, dotando a la entidad de suficientes recursos para afrontar eventuales pérdidas.

Cabe recordar que, en cumplimiento de la normativa europea, las autoridades españolas deben comunicar estas decisiones al Banco Central Europeo (BCE) , a la Junta Europea de Riesgo Sistémico y a la Autoridad Macroprudencial Consejo de Estabilidad Financiera (AMCESFI) . Además, esta revisión se actualiza anualmente, por lo que la próxima evaluación —prevista para finales de 2026 — determinará las exigencias para el año 2028.

Un banco sistémico, pero con prudencia supervisora

Aunque el Santander figura tanto en la lista global como en la nacional de entidades sistémicas, la normativa establece que solo se aplica el colchón de capital más elevado entre ambos. En este caso, el 1 % correspondiente a su condición de entidad de importancia sistémica mundial.

Esta clasificación consolida al Santander como el único banco español con impacto estructural global , reflejo de su diversificación internacional, volumen de negocio y posición estratégica en Europa y América Latina. A la vez, supone una responsabilidad añadida , al exigirle una mayor vigilancia por parte de los supervisores y una gestión más sólida ante los riesgos del entorno financiero global.