Imaginemos que estás viajando en avión cuando de repente el piloto sufre una descompensación y alguien te señala con el dedo diciendo: “Sos el único que puede seguir pilotando”. Te acercás a la cabina, temblando de los nervios, y el capitán, imposibilitado de controlar los comandos, te va guiando paso a paso.

Pero hay un detalle que lo cambia todo: aunque te equivoques, acciones una palanca al revés o aprietes el botón incorrecto, nadie saldrá herido. No existe riesgo, sólo aprendizaje.

Eso es la simulación en salud. Son escenarios que parecen reales, situaciones que generan adrenalina y decisiones que son importantes, pero sin un solo paciente en peligro. Todo lo que se hace está acompañado por un experto/docente que ayuda a entender no sólo lo que hizo, sino el por qué y cómo mejorar l

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