En distintas ciudades de América Latina, los videojuegos se han transformado en espacios donde la memoria encuentra una nueva voz. Jóvenes programadores y diseñadores recrean leyendas, costumbres y paisajes que antes solo sobrevivían en la narración oral. El juego ya no se limita a competir o ganar puntos: se vuelve una forma de hablar del pasado desde una pantalla.

Esa misma libertad marca el espíritu de los proyectos regionales. Cada estudio crea a su ritmo, sin fórmulas fijas, mezclando arte popular con tecnología. Lo digital se convierte así en un territorio donde conviven el idioma, la música y los símbolos de cada comunidad.

Lo mismo ocurre en el mundo del entretenimiento digital en la región. Juega desde apuestas pequeñas hasta límites altos según prefieras. Después de todo, tam

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