Cuando una persona fantasea con la idea de irse a vivir a otro país, puede que nunca encuentre el momento adecuado o puede darse la oportunidad y aprovecharla. Alberto Rosas Espinosa (Logroño, 1981) ha pasado por ambas situaciones ya que siempre tuvo esta idea en mente, pero por su mascota y su trabajo, no terminaba de decidirse. «Mi perrete murió y en ese momento sentí que era mi oportunidad», recuerda, explicando que su hermano ya estaba trabajando en un hotel de Austria y él también quería probar. «Simplemente le pregunté a ver si habría un trabajo para mí, la respuesta fue que sí y no me lo pensé», expresa contento de su decisión.
Al llegar, reconoce que le resultó extraño dejar La Rioja para empezar una nueva vida sin conocer el idioma, sin su familia y sin sus amigos en un pueblecit

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