El empate entre Antonio Ortiz y Mariano González en el partido político Salvemos al Perú revela un aspecto poco discutido del sistema electoral: la posibilidad legal de definir una candidatura presidencial mediante sorteo público. Una regla válida, pero desconcertante.

El mecanismo, aunque previsto en la ley, expone la precariedad organizativa de algunos partidos y cuestiona su capacidad de construir consensos internos.

Un proceso que debería fortalecer la democracia termina decidido por azar, no por deliberación política.

En un contexto donde el país enfrentará elecciones con 37 candidatos, la solidez institucional de cada organización es clave para ofrecer propuestas viables. Cuando la improvisación domina, el votante recibe señales de desorden y falta de estructura.

Que la ONPE deba

See Full Page