"Agua que le puedes al fuego. Agua que agujereas la piedra. Agua que estás en los cielos como en la tierra...Brinca, moja, vuela", canta Joan Manuel Serrat. "El agua es el rumbo". Así lo vive Felipe Joaquín, un adolescente de 16 años que atravesó un severo problema de salud que le dejó secuelas y que encontró en la natación uno de sus lugares más felices. Ahora, acaba de cruzar el río nadando, por segunda vez.
Felipe tuvo síndrome de West , que se caracteriza por una lesión estructural del cerebro. Un problema que le causaba una epilepsia tan debilitante "que no lo dejaba aprender nada", explica. Era un bebé de ocho meses tomando cinco medicaciones, y sufría cientos de crisis diarias.
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