En la sesión preparatoria del Concejo Deliberante de Chivilcoy, ocurrida el martes en versión “horario argentino” -anunciada para las 20, iniciada 20.46- quedó demostrado, una vez más, que en política no existe milagro más poderoso que un buen pasillo. Y si ese pasillo lo caminan Lucas Burgos y Micaela Britos llevando “el mensaje del jefe”, los relojes se atrasan, las certezas se desvanecen y los opositores descubren, súbitamente, que en realidad siempre fueron oficialistas de corazón. Ese fue el principal mensaje que dejó la sesión preparatoria del martes, junto a la certeza que el Concejo Deliberante seguirá -al menos por los dos próximos años- privilegiando merecidos homenajes al tratamiento de los temas más importantes y preocupantes que reclaman los vecinos.

Porque Burgos, que consig

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