En Guasca, los días recientes tienen un silencio distinto. No es un silencio vacío: es un silencio que aguarda, que contiene el aire como si las montañas supieran que algo está por suceder. En medio de ese ambiente suspendido está Tamá, un oso de mirada oscura y profunda que no entiende de calendarios, pero sí reconoce, sin saber cómo, que algo en su cuerpo se acomoda hacia el regreso.
Su historia comenzó en las montañas húmedas del Parque Nacional Natural Tamá, donde la niebla baja cada mañana como un manto viejo que lo cubre todo. Allí, junto a su madre, aprendió los primeros gestos de la vida. Pero ese comienzo se quebró demasiado pronto. La violencia humana interrumpió su infancia antes de que pudiera aprender siquiera a defenderse. Con apenas cuatro meses quedó solo: un osezno diminu

KienyKe

Law & Crime
The Daily Beast
Atlanta Black Star Entertainment
AlterNet
New York Post Health
New York Magazine Intelligencer