Los resultados de la primera vuelta del 16 de noviembre sorprendieron a una buena parte de los analistas. No fue una mirada arbitraria: aún se observa el escenario electoral con una lógica analógica en un mundo que hace tiempo transitó hacia lo digital. Mientras los expertos continúan midiendo el impacto de los lienzos, las caravanas o las cadenas radiales, las campañas más efectivas se han ido construyendo con paciencia en otro territorio, el puerta a puerta digital.

Hoy el elector no es un receptor de mensajes masivos, sino que participa en comunidades de interés donde conversa, pregunta, contrasta información y busca soluciones a problemas concretos. Allí, se genera pertenencia, allí se construye confianza. No se trata solo de redes sociales como vitrina, sino de una arquitectura de ví

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