No todas las personas experimentan entusiasmo al momento de armar el árbol de Navidad , y la psicología ofrece múltiples interpretaciones sobre este fenómeno cada vez más visible.

Mientras algunos relacionan la decoración festiva con unión y alegría, otros encuentran en estas fechas un detonante de tristeza, estrés emocional y recuerdos difíciles de transitar.

A diferencia de la infancia , cuando predominaban la ilusión y la expectativa de los regalos, la adultez incorpora experiencias que cambian la relación con las celebraciones. Las pérdidas familiares, los conflictos no resueltos o la nostalgia acumulada influyen en la predisposición frente a rituales clásicos como decorar el árbol de Navidad , generando rechazo o indiferencia frente a la tradición.

El doctor Rolando Salin

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