Si entras en cualquier baño público de Japón es probable que te envuelva un paisaje sonoro. No, no es el que estás pensando. Se trata de un murmullo de agua corriente, quizá salpicado de alegres gorjeos y cantos de pájaros, y su finalidad es transformar el espacio en un simulacro auditivo de la naturaleza, perfecto para responder a su llamado.

En Japón, usar dispositivos generadores de sonido como práctica de cortesía es habitual, y aunque estos existen en una variedad de formas, a menudo se llaman Otohime, o “Princesa del sonido”, y son fabricados por la compañía japonesa de inodoros Toto Ltd. Es una forma de etiqueta en el baño en que los ruidos que pueden ser vergonzosos se ocultan con el rugido de un río caudaloso, quizá salpicado de otros sonidos de la naturaleza. Algunos modelos más

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