Las lagunas de Neila, al sureste de la provincia de Burgos, forman parte del Parque Natural de las Lagunas de Neila , un espacio protegido que conserva cuerpos de agua de origen glaciar junto con el entorno montañoso que los rodea. Este conjunto está delimitado por sierras y bosques de pinos, generando un espacio diverso donde se combinan llanuras alrededor de los lagos y alturas que permiten apreciar vistas amplias del parque. La organización del territorio y la presencia de diferentes ecosistemas hacen de esta zona un área de interés para quienes estudian o recorren ambientes de alta montaña.

Los accesos más comunes al parque se realizan desde las localidades de Neila y Quintanar de la Sierra, que funcionan como puntos de referencia para planificar las excursiones. Desde estos municipios, diferentes caminos y pistas conducen a los aparcamientos y a los senderos principales, ofreciendo distintas opciones de recorridos según la duración y la dificultad que se prefiera. Conocer los puntos de inicio y las rutas disponibles ayuda a los visitantes a preparar la actividad de manera adecuada a su nivel y a las condiciones de la temporada.

Durante el invierno, el Parque Natural adquiere características propias de alta montaña: caminos y orillas de las lagunas pueden cubrirse de nieve o hielo, lo que altera la accesibilidad y cambia la percepción del paisaje. Esta estación permite observar cómo los barrancos, las elevaciones y las formaciones rocosas se combinan con los cuerpos de agua y la vegetación, ofreciendo diferentes perspectivas del parque según la ruta y el punto de observación. La variabilidad del terreno en invierno requiere atención al caminar y planificación para recorrer los senderos de forma segura.

Ruta de las Calderas de Neila

El recorrido hacia las calderas de Neila parte del último aparcamiento cercano a las lagunas y sigue por una pista de grava que rodea los primeros cuerpos de agua. Después de avanzar por esta sección, se inicia un ascenso por un sendero que conduce a un punto elevado desde el que se aprecia el conjunto lacustre en su totalidad. En este tramo, el acceso al barranco que alberga las calderas no está claramente señalado, por lo que los caminantes deben prestar atención a los hitos de piedra que sirven como guía para no perder la dirección correcta.

Al descender hacia el barranco, el terreno se vuelve más irregular y exige movimientos cuidadosos. El itinerario ofrece dos alternativas: seguir por la parte alta del barranco hasta una cascada que marca un punto seguro de retorno, o adentrarse en el fondo del cañón. Esta segunda opción, destinada a quienes cuentan con más experiencia en montaña, implica superar obstáculos naturales, como rocas dispersas y desniveles, además de apoyarse en cuerdas o pasamanos en determinados tramos.

A lo largo de la ruta se encuentran calderas, formaciones rocosas moldeadas por la erosión del agua y el viento durante largos periodos, así como marmitas creadas por la acción del arroyo Palazuelos, que generan depresiones y espacios irregulares en el cauce. El trayecto de regreso puede realizarse por el mismo sendero de descenso o tomando un desvío que bordea las elevaciones superiores de las lagunas hasta llegar al alto de la Campiña, para luego continuar por la senda principal hasta el punto de inicio.

La ruta combina la presencia de lagunas, barrancos y cascadas con un terreno irregular, lo que requiere atención constante al caminar y precaución especialmente durante la temporada invernal, cuando la nieve o el hielo pueden afectar la superficie. Por su dificultad y los desniveles que presenta, la ruta no se recomienda para personas sin experiencia en montaña ni para niños. La combinación de pasos estrechos, formaciones rocosas y cuerpos de agua convierte el recorrido en un itinerario exigente, que requiere preparación física y equipamiento adecuado.