Ese lector inocente que Antonio Muñoz Molina (Úbeda, 1956) fue la primera vez que se adentró en las páginas de 'El Quijote' no ha desaparecido. A pesar del tiempo transcurrido, varias vidas, si contamos todas las novelas, todos los libros escritos desde entonces, por él y por los autores a los que venera, que le han hecho ser el literato que hoy es, sigue existiendo. Sólo necesita, como cualquiera que tenga el mismo fervor que él siente hacia el arte en todas sus formas, un poco de calma, de espacio, de silencio, requisitos que también exige la escritura cuando es sincera, honrada, honesta, como la suya.
El problema es que, en este mundo, cada vez más violento, cruel y excesivo en su consumo y su rapidez, en su voracidad, es muy difícil que esas condiciones se den, hay que cultivarlas y

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