Los apremios de un viaje en avión , en América Latina , inician antes de llegar al aeropuerto , pero casi siempre con una advertencia: “Sal con tiempo, nunca se sabe”. Y de verdad, no se sabe: el taxi avanza lento a dos horas del despegue; el conductor mira por el retrovisor y el pasajero , con el ‘boarding pass’ abierto en el celular, vuelve a mirar la hora. En casi todas las capitales de la región el desafío está en llegar a tiempo. En otras, el problema aparece una vez dentro del terminal, entre filas interminables, controles que avanzan a paso de tortuga, equipajes que demoran en aparecer o sistemas que fallan en horas de mayor afluencia.
Mientras el tráfico aéreo se dispara, la infraestructura avanza a un ritmo que no acompaña el salto. Una revisión de los principal

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