CDMX.- El elefante y la hormiguita se casaron. Le dijo ella: “Practicaremos el sexo seguro, gordito. Yo arriba”. Desdichada suerte la de sor Dina. Fue a evangelizar a los salvajes y cayó en manos de caníbales. Lo diré sin paliativos: se comieron a la reverenda. Al acabar el condumio uno de los antropófagos le preguntó a otro: “¿Qué te pareció la monja?”. “No me gustó nada”, acotó el otro. “Sabía a madre”. El vulgarismo “chiche”, o “chichi”, es apócope -abreviatura- del vocablo náhuatl chichihualli, que designa al pecho de la mujer. De ahí la palabra “chichigua”, usada antiguamente para nombrar a la nodriza. De ahí también expresiones populares como “chiche seca”, aplicada al hombre avaro, cicatero o ruin; “pedir chiche”, o sea solicitar ayuda, y “chiche de gallina”, cosa inútil o inexisten

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