Aquel lunes 14 de diciembre de 2015 , hace ya nada menos que diez años, no fue un día más en la vida de Moria Casán. Una semana antes les había dicho a sus abogados, Víctor Stinfale y Matías Morla: “Yo necesito viajar sí o sí para solucionar mi situación legal en Paraguay. No me gusta seguir en esta incertidumbre que no me deja salir del país. Quiero ir con mi nieta y mi hija a Disney y no puedo. Vayamos a Asunción, me la banco... Que digan lo que quieran, soy una mujer fuerte”, les expresó con la firmeza habitual de su lengua karateca. Se refería a aquel conflicto que tenía por una causa en la que permanecía imputada por el hurto de un collar valuado en 80 mil dólares , perteneciente al joyero Armando Benítez, que le prestó la gargantilla para que desfilara en un evento realizado en e

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