Yaiza Sotorrio ha roto su silencio en OKDIARIO para relatar cómo un concejal de Puerto del Rosario –capital de Fuerteventura– la acosó sexualmente en 2019, cómo el alcalde socialista la despidió tras conocer los hechos y cómo, seis años después, ninguno le ha pedido perdón pese a la condena judicial.

El edil José Juan Herrera Martel fue condenado a cuatro meses de prisión por acoso sexual, pero ha recurrido al Tribunal Supremo –que aún no ha resuelto– para tratar de volver a la política sin éxito. Mientras, el alcalde del PSOE Juan Domingo Jiménez González fue absuelto y reelegido como concejal hasta que dimitió tras un accidente de tráfico. Yaiza lamenta que el ex alcalde aún no se ha disculpado por los hechos.

«Yo entiendo que las personas se equivoquen, pero también considero que en ese proceso tiene que aprender a pedir perdón, cuando ya es más que evidente que hay equivocaciones. Y eso no ha llegado, no ha llegado ni de ellos ni de ninguno», declara Sotorrio.

Los hechos se remontan a 2019 , cuando Yaiza entró en política como cargo de confianza en el Ayuntamiento de Puerto del Rosario. Lo que comenzó como una relación laboral cordial derivó rápidamente en acoso . «Lo que empezó siendo como confianza con tu equipo pasó a ser algo incómodo, con un lenguaje desagradable , donde pedía una relación sexual, donde se aprovechaba de una situación de poder», ha relatado.

Acoso sexual documentado

Según consta en la sentencia del Juzgado de lo Penal nº 2 de Puerto del Rosario de julio de 2022, que ha consultado OKDIARIO, en 2019 el concejal del partido local Plataforma por Fuerteventura realizó «múltiples propuestas de idéntica naturaleza» a través de Facebook Messenger.

Los mensajes incluían expresiones como «follarías conmigo en el despacho», «en el ayuntamiento espero hacerlo contigo» o «yo no me voy del ayuntamiento sin derretir tu hielo en el despacho».

La madrugada del 29 de junio de 2019, entre la 01:00 y las 04:33 horas, el concejal envió decenas de mensajes a Yaiza pese a que ella manifestó reiteradamente su voluntad de irse a dormir. «¿Desde cuándo no echas un polvo?», «¿si nos gustáramos follarías conmigo en el despacho?», « disfrutarías como una loca », son algunos de los comentarios que recoge la sentencia judicial.

Yaiza respondió con negativas sistemáticas: « Nanai de la china », «tú y yo sólo podemos ser compañeros de trabajo y amigos», «no me apasiona la idea». Pero el acosador persistió durante meses. «Eran situaciones de tú vas a ceder sí o sí, ya lo verás », recuerda con pesar la víctima.

«Miradas lascivas al escote»

La situación se prolongó « durante varias noches, varios días diferentes». En el entorno laboral, además, había «miradas lascivas» al escote y el concejal «bromeaba con compañeros sobre cómo vestía» y sobre que estaba «muy buena».

En junio de 2020, en el interior del despacho del ayuntamiento, el acoso alcanzó su punto álgido. «Vale, vale, ¿lo tuyo y lo mío?, ¿qué?, ¿follamos o no follamos?», le espetó el concejal según consta en la sentencia.

Sotorrio decidió pedir ayuda a María Ángeles Marichal, primera teniente de alcalde y psicóloga. «Se lo comenté como para pedir ayuda, que cómo podría yo decir no una vez más o de qué manera se entiende que no quiero tener ninguna relación sexual y que no dependa mi trabajo de ello », ha explicado.

Marichal le confirmó que era grave y comunicó la situación al alcalde, el socialista Juan Domingo Jiménez. Pero según Yaiza, «eso queda en silencio».

La situación empeoró cuando el concejal volvió a la carga . «Me vuelve a decir: ¿entre tú y yo qué? , y le digo que entre nosotros no hay nada. Y entonces se decide despedirme», ha relatado la víctima.

El alcalde, «siendo conocedor» de los hechos de acoso, procedió al cese de Yaiza en junio de 2020. Ella notificaba presuntas irregularidades en «contratos menores» y otras incidencias que también incomodaban. «Mi despido se hace efectivo», recuerda.

El edil condenado haciendo campaña.

El calvario judicial

«Tomando la decisión de qué hacer, con la responsabilidad que eso conlleva, no sólo yo como persona, sino también como madre y también como responsabilidad pública, me sentí obligada a denunciar », ha explicado Sotorrio.

Denunció «enfrentándome a todo sola ». Únicamente recibió apoyo de la oposición política . «Los partidos suelen apoyar cuando están en una posición donde no están siendo atacados porque no es nadie de su partido», ha criticado.

El proceso judicial duró dos años hasta la sentencia de primera instancia, que condenó a Herrera Martel como autor de un delito continuado de acoso sexual a cuatro meses de prisión. El condenado recurrió en la Audiencia Provincial, que volvió a fallar contra él. Ahora está en el Supremo.

«El concejal condenado decide volver a presentarse y no podía porque tenía que cumplir la condena. Entonces la única opción que le quedaba era recurrir», ha explicado Yaiza. Gracias a este recurso, el concejal pudo presentarse a las elecciones, aunque «la ciudadanía no le votó y no consiguió el acta».

El alcalde fue absuelto y se volvió a presentar . Salió elegido pero perdió la alcaldía, quedando como socio de gobierno. «Claro que [el caso de acoso] afectó. Esto es pequeño. Es una isla pequeña», señala.

Abandono político y secuelas

Yaiza ha abandonado definitivamente la política. «Ya no me presenté de nuevo en listas», lamenta. «Claro que hay un desgaste , te obligan a salir de cualquier evento público», afea.

El precio de denunciar ha sido altísimo. « Llevo dos años de mi vida expuesta», declaraba en el momento del juicio. Ahora son seis años y el proceso continúa. «He dedicado seis años de mi vida y no he terminado porque el procedimiento sigue ahí y después viene un contencioso administrativo para reclamar el despido», ha lamentado. Calcula que podría pasarse « 10 o 15 años de mi vida batallando con este tema».

Denuncia acoso sexual

El caso de Yaiza ha cobrado renovada actualidad tras el aluvión de dimisiones en el PSOE por casos de acoso sexual. Paco Salazar , Antonio Hernandez , Antonio Navarro, Juan Tomé y Javier Izquierdo han abandonado sus cargos en las últimas semanas tras diversas acusaciones.

«Me enteré por la prensa », ha señalado Sotorrio. Su reacción es ambivalente: «Tienen que sacar a la luz los hechos para que tú dimitas. Es lamentable. Pero, por otro lado, creo que han hecho lo correcto. Dimitir es lo suyo».

Seis años después, Yaiza Sotorrio continúa esperando justicia completa, disculpas y que «las cosas cambien». Su testimonio desnuda las grietas de un sistema que convierte la valentía de denunciar en un viacrucis interminable, donde las víctimas pagan con años de su vida el precio de negarse a permanecer calladas mientras sus acosadores recurren sentencias para seguir haciendo política.