A finales de los ochenta se estrenó una comedia negra con una sinopsis absurda y simple: dos empleados pasean el cadáver de su jefe con gafas de sol, fingiendo que sigue respirando para que no se acabe la fiesta. La ridícula maniobra de la película “Este muerto está muy vivo” parece ser hoy el manual de gestión del Gobierno sobre Petro-Perú, que podría extenderse fácilmente a Corpac y a las Empresas Prestadoras de Servicios de Saneamiento (EPS) a lo largo y ancho del país.

Petro-Perú registró una rentabilidad negativa de 8% en 2024, la peor entre las petroleras estatales de la región, y va camino a repetir el plato en 2025: al tercer trimestre acumula perdidas por US$ 355 millones, equivalentes a casi US$1.000 por hora. Para mantenerse a flote, ha necesitado más de S/ 24.000 millones en

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