La mandarina aparece cada diciembre como una de las frutas más queridas de la temporada. Su aroma invade mercados, piñatas y aguinaldos, y por lo general se disfruta fresca, en jugos o como snack rápido. Aun así, casi siempre sus cáscaras terminan en la basura sin que se sepa las propiedades que tiene.
La cáscara de la mandarina ofrece beneficios igual de valiosos que la pulpa. Sus compuestos naturales aportan propiedades digestivas, antioxidantes y relajantes que pueden apoyar la salud de forma sencilla y accesible.
Este tipo de concha contiene flavonoides, aceites esenciales y antioxidantes que pueden mejorar la digestión, reducir la inflamación y apoyar la salud cardiovascular. Estos compuestos facilitan el tránsito intestinal y alivian molestias como la indigestión o el estreñimiento

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