Al caer la tarde el señor Epifanio se embarcó en su curiarita y remó hasta la isla de Guara, la localidad del estado Monagas separada de Tucupita, en Delta Amacuro, por el caño Manamo.

Logró meterse entre unos gamelotes. Dejó el canalete y comenzó a preparar unos camarones de carnada en el anzuelo. Eran las 5:30 de la tarde. Detrás de él moría la luz.

Ahora se pone más cómodo para tomar la vara de pesca (caña de pesca) y, tras varios minutos de sentir la última brisa vespertina y los chapoteos de marejaditas, mira un borbollón aproximarse a él.

Piensa que es una tonina, o de pronto una culebra de agua. Pero los remolinos se intensificaron más.

Se preparó para el ataque de aquella cosa que no sabía lo que era.

Pero los borbollones desaparecieron. Unos cinco minutos después la piel de E

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