Trece familias permanecen en la antigua Morococha, en La Oroya, pese a la orden judicial que dispone su desalojo a pedido de la minera Chinalco. Los pobladores rechazan trasladarse a la Nueva Morococha, construida en Carhuacoto desde 2012, porque, afirman, se levantó en un humedal con riesgos de licuación de suelos, contaminación y sin condiciones para generar ingresos.

Los vecinos sostienen que habitan la zona mucho antes de la llegada de la empresa y aseguran que se mantienen gracias a la organización comunal: reparan la red de agua cuando falla y habilitaron una vía auxiliar, ya que el acceso principal quedó restringido por la concesión minera.

El pasado 27 de junio, representantes de Chinalco se reunieron con los pobladores y prometieron evaluar cada caso, pero semanas después el jue

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