En agosto de 2005, cuando el huracán Katrina arrasó la Costa del Golfo de Estados Unidos, los jardines de Nueva Orleans y sus alrededores quedaron reducidos a un paisaje gris. Árboles derribados, arbustos ahogados y, en el caso de la jardinera Peggy Martin, una colección de 450 rosales convertidos en ramas muertas. Todo parecía perdido, hasta que entre los escombros apareció una excepción: un rosal que, contra toda lógica, seguía vivo.

Ese arbusto, sin nombre y de origen incierto, fue el único que sobrevivió luego de dos semanas bajo más de seis metros de agua salada . Unos brotes verdes en sus largas ramas trepadoras convencieron a Martin de que no todo estaba destruido.

Con el tiempo, aquella planta pasaría a conocerse en los viveros de todo el país como rosa Peggy Martin, o tambi

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