Cuando se habla de migración, suele imaginarse a personas jóvenes o en edad productiva que buscan mejores oportunidades laborales. Sin embargo, cada vez, es más frecuente que mujeres adultas mayores se vean forzadas a emprender trayectos migratorios complejos, impulsadas por múltiples factores que comprometen su bienestar y dignidad.

En el caso de mujeres de la tercera edad, las razones para migrar suelen estar ligadas a contextos de violencia, pobreza, aislamiento social, falta de acceso a servicios de salud y ausencia de redes de apoyo. Estas condiciones estructurales no solo vulneran su derecho a una vejez digna en sus países de origen, sino que además las empujan a enfrentar nuevos escenarios de exclusión en contextos de tránsito o destino.

María, de 74 años, salió de Cuba hace dos a

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