He pasado por todo: empresas que despegaron, empresas que se hundieron, acuerdos que parecían de oro y resultaron ser de arena, y asociaciones que, o multiplicaron el valor o lo mataron silenciosamente. Si hay una verdad brutal que he aprendido tras décadas de construir, comprar, vender y a veces enterrar compañías, es esta:

Lo que realmente determina el éxito no son las ideas, el capital ni el momento oportuno, sino las relaciones.

Es una lección que ninguna hoja de cálculo te enseñará y que ningún pitch deck logrará transmitir en su totalidad. Pero es lo único que todo fundador, CEO, inversionista y socio debe interiorizar si quiere construir algo que perdure.

Déjame explicarlo a través de cinco verdades sin filtros que aprendí de la manera difícil; algunas a través de salidas exi

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