Con la llegada de septiembre, el jardín comienza a despertar de su letargo invernal, anticipando la explosión de colores que traerá la primavera. Este mes marca el momento perfecto para preparar la tierra, planificar nuevas siembras y revitalizar los espacios verdes. Las temperaturas empiezan a subir lentamente, y los días se alargan, ofreciendo más horas de luz solar , fundamentales para el desarrollo de las plantas.
Para los amantes de la jardinería, este es un período emocionante, donde se combinan el deseo de ver florecer nuevas especies y la oportunidad de experimentar con diferentes variedades que embellecerán el jardín en los meses venideros. Agosto, con sus características climáticas, es el mes propicio para sembrar aquellas plantas que no solo sobreviven al invierno , sin