En un mundo donde la imagen de México se encuentra atrapada entre clichés y contrastes, la obra de Karla de Lara surge como un manifiesto visual que desafía etiquetas y resignifica símbolos. Reconocida como una de las voces más poderosas del arte contemporáneo mexicano, de Lara no se limita a la pintura: construye una narrativa que entrelaza diplomacia cultural, innovación, lujo y un profundo sentido social.

Su arte se entiende como poder suave: una herramienta de influencia sutil pero decisiva, capaz de transformar percepciones y abrir diálogos entre naciones. “México es mi punto de partida para crear una nueva conciencia desde la cual todos podemos fluir”, asegura en conversación con Forbes . Esa convicción se plasma en cada mural y en cada pieza que, más que objetos estéticos, son po

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