Ningún ministerio tiene listo el trabajo que le corresponde para la elaboración de los Presupuestos Generales del Estado que el presidente nos prometió, antes de irse de vacaciones, que sí, que este año sí los presentará. Tampoco se ha aprobado el techo de gasto para poder elaborarlos, aunque este inconveniente lo resuelven con el mantra de que esto también da igual porque vale con usar el comodín de que «ya hay uno en vigor» (da igual el año en el que se aprobó).

El cortoplacismo político en el que vive instalada la política es capaz de digerirlo todo, y poco importa, nada, el contraste que suele haber entre la palabra del presidente del Gobierno y lo que realmente está sucediendo. Así se explica que el nuevo curso político se abra con el Gobierno y sus socios entretenidos en las mismas

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