Óscar Miguel Ares dice de sus celebradas piscinas en Castromonte (Valladolid) que son un edificio-muro, porque el cerramiento de piedra resume su intervención (junto a los pórticos de hormigón y las viguetas prefabricadas). Dice de su restaurante, también en Castromonte, que es un edificio-plaza, porque de manera muy fluida conecta la hermosa plaza principal con su pórtico sombreado y su interior. Y dice de su Ayuntamiento en Valverde del Camino que es un edificio-calle, porque reúne todos los servicios municipales, atravesado por una vía que conecta dos zonas del pueblo.
En estas tres obras, afortunado cruce de la abstracción conceptual con las necesidades rurales, Ares ha creado lugares de encuentro, trabajando con muy pocos materiales –sobre todo, la piedra calcárea recolectada en los