El sanchismo ha introducido en la vida nacional la idea de que la aprobación o no de los Presupuestos Generales del Estado es algo inocuo para el ciudadano y para la marcha del país. También que el trámite de las Cuentas es un acto voluntario y discrecional del Gobierno y que, en consecuencia, sin fricción legal alguna. Es falso, claro. En realidad, el presidente, que ha pulverizado el récord de tiempo sin presupuestos, camino de las tres prórrogas, derivadas de su rotunda minoría parlamentaria, ha incumplido la obligación constitucional al respecto. En cualquier democracia plena, este escenario anómalo y pernicioso sobre las obligaciones del gobernante hacia el gobernado provocaría la caída del gabinete y elecciones. Esa es la base de la propuesta que maneja Núñez Feijóo: comicios si se e

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