La presidenta Claudia Sheinbaum optó por un mensaje para los suyos, pero sin las arengas de López Obrador. Con ella no hay chispazos retóricos, pero sí búsqueda de explicación, una pedagogía de defensa de su movimiento.

La mandataria es técnica y cuidadosa, sabe que los datos importan, porque son evaluados tarde o temprano.

Luego de 11 meses tiene dos temas que presumir, la reducción de la pobreza y los éxitos en seguridad.

Lo primero, ella misma lo dijo, se debe “a la hazaña de López Obrador”, y lo segundo sí es de otra especie, porque más allá del cuidado en el discurso y de los esfuerzos para aparentar continuidad, estamos ante una estrategia no solo distinta, sino opuesta.

En ambos rubros existen análisis puntuales que matizan el calibre y el motivo de los resultados, pero son, si

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