Hay un lugar en Cuenca, de cuya ubicación no vamos a dar pistas, en el que un equipo de cinco mujeres y un hombre, expertos en restauración, se afanan desde hace más de 20 años en curar las heridas del extenso patrimonio cultural y artístico que habita en los pueblos de nuestra provincia. Ese lugar especial es el taller de Restauración de la Diputación Provincial de Cuenca, un espacio único en Castilla-La Mancha en el que se han restaurado con mucho mimo decenas de pinturas, esculturas, retablos y hasta pergaminos; desde el que se ha colaborado en arqueología con las excavaciones de Noheda; y por cuyas mesas de trabajo han pasado algunas piezas curiosas e insólitas.
“Que la Diputación de Cuenca tenga un taller de estas características, con un equipo cualificado y estable, nos permite trab