Tras más de cuatro décadas detrás del mostrador, Pepe y Eduardo Bodoque han bajado la persiana de su carnicería en Hermanos Becerril “para siempre”. Con 67 y 65 años respectivamente, los hermanos Bodoque se jubilan dejando atrás no sólo una empresa familiar a la que se han dedicado en cuerpo y alma, sino una forma de entender la vida y el negocio de barrio.
“Hemos vivido la buena época del pequeño comercio. Los clientes eran nuestros amigos, era algo familiar donde se estrechaban lazos. Nos divertíamos mucho con la gente porque la carnicería era punto de encuentro y de amistad” recuerda Pepe Bodoque, con el que recorremos el interior de la mítica carnicería Hermanos Bodoque, hoy vacía y desangelada, pero en la que aún habitan dos enormes plantas que han cuidado con mimo durante años “y qu