En tiempos en los que la inteligencia artificial avanza a pasos agigantados y pone en jaque derechos tan básicos como la privacidad, la dignidad y la reputación, se requiere una legislación sobre la defensa de la identidad digital.
Hoy es posible clonar voces, manipular rostros y fabricar videos falsos en cuestión de minutos. Y aunque esta capacidad tecnológica puede tener aplicaciones positivas, también abre la puerta a un escenario inquietante: la suplantación de identidades, la explotación comercial sin consentimiento y la violencia digital que afecta, sobre todo, a mujeres y menores de edad.
Ante este desafío, presentaré un paquete de cuatro iniciativas que buscan poner un alto a los abusos y, más aún, reconocer la protección de la identidad digital como un derecho humano. Un plante