El gobierno de Claudia Sheinbaum cumple casi un año en funciones y las expectativas sobre su gestión comienzan a contrastarse con la realidad. Si bien la presidenta se esfuerza en proyectar un país en crecimiento y estabilidad, los indicadores muestran señales de debilidad que cuestionan ese discurso triunfalista.

En su administración, la economía mexicana avanza con un crecimiento modesto, dependiente en gran medida de las remesas, la exportación automotriz y la estabilidad relativa del dólar. Sin embargo, la inversión privada sigue cautelosa por la incertidumbre jurídica y política, y el sector energético se mantiene estancado por las apuestas gubernamentales en proyectos poco rentables.

El gasto social continúa siendo el principal estandarte de este gobierno. Las pensiones del Bienest

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