Desde el primer acorde, la agrupación dejó en claro que su nombre no es casualidad. Con una impecable caracterización, los músicos revivieron la esencia de Axl Rose, Slash y compañía. El punto culminante de la noche fue la performance del vocalista, quien con su carisma y presencia escénica transportó a los espectadores a la época dorada del hard rock.

Canciones icónicas como "Sweet Child o' Mine", "Paradise City" y "November Rain" y Knockin' on Heaven's Door hicieron estallar al público, que no dejó de aplaudir y cantar. El show, que fue el regreso de la banda a la ciudad, se convirtió en una verdadera fiesta del rock, consolidando a Attitude como uno de los tributos más destacados del país.

See Full Page