Un hombre descubre que ha estado llorando durante meses, sin siquiera notarlo. Sus lágrimas, en vez de correr por su rostro, se acumulan en sus pies como una cascada que brota desde dentro. No grita, no se desahoga: permanece serio, atrapado en un cuerpo que se vuelve incómodo y pesado.
Esa es la premisa de La cascada, cortometraje de Pablo Delgado que, tras un recorrido por festivales internacionales, fue nominado al Ariel 2025 en la categortía de Mejor documental de ficción.
La cinta es un poco el complemento de Mi piel oculta, otro documental que Delgado codirigió junto a su madre, y que recogía las experiencias corporales de un grupo de mujeres que dialogan con sus cuerpos; ahora, este nuevo proyecto plantea una paradoja: los hombres no saben hacerlo.
“Ese proyecto feminista sobre l