Durante años, la captura y almacenamiento de carbono (CAC o CCS por sus siglas en inglés) ha sido una de las grandes promesas tecnológicas en la lucha contra el cambio climático . La idea es simple: si no podemos dejar de emitir CO₂, se puede capturar desde el aire y enterrarlo de manera segura en formaciones geológicas profundas. Pero este 'plan B' está comenzando a perder el sentido.

Qué se pensaba. Siempre hemos dado por sentado que el 'almacén' que habíamos tenido en mente era prácticamente infinito para almacenar todos lo que quisiéramos. Las estimaciones hablaban de una capacidad de entre 10.000 y 40.000 gigatoneladas de CO₂ , que nos permitiría 'vivir' tranquilos sin tener que reducir nuestras emisiones de la noche a la mañana.

Cuál es el problema. Un nuevo y demoledo

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