El sueño de José Miguel Carrera Verdugo era volver a Chile. Tras haber partido al exilio después del desastre de Rancagua, en octubre de 1814, el prócer de la independencia pasó por Argentina, Estados Unidos, Uruguay, y nuevamente Argentina, donde se sumó a la contienda entre unitarios y federales como oficial de estos últimos bajo promesa de ayuda. Participó en batallas, incluso entró triunfante a Buenos Aires, pero con el tiempo, el bando Federal se olvidó de él y lo dejó a su suerte.

El proyecto de Carrera era liderar una fuerza -el llamado Ejército restaurador- que cruzaría la cordillera de los Andes y se internaría en Chile para derrocar a Bernardo O’Higgins, entonces Director Supremo del país. Pero sin pertrechos ni hombres del bando federal debió recurrir a una alianza con los indí

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