Conocer al diseñador podía ser una experiencia fascinante, pero lo realmente increíble era llevar su ropa
Creo que mi primera impresión de Giorgio Armani fue a finales de los setenta, cuando empezó a lanzar aquellas campañas de publicidad magníficas con una ropa que me llamaba muchísimo la atención. Por la sensación de fluidez (los modelos también eran bastante fluidos), y por esos colores que yo no había visto nunca ni en la moda, ni en la publicidad, ni en ninguna parte, porque no eran colores sino matices entre un color y otro.
En 1980 vi American Gigolo y pude apreciar cómo esa ropa se movía sobre el cuerpo de Richard Gere, que va vestido de Armani durante toda la película. Y me fascinó tanto que me convencí de que la trama de las telas de Armani era tan ancha que dejaba pasar