El estadio se paralizó. En un abrir y cerrar de ojos, la jugada se construyó con la fluidez que solo los grandes maestros pueden ofrecer. Tras un error en la salida de la defensa visitante, el balón llegó a los pies de Leandro Paredes, que sin dudarlo, lanzó un pase preciso para que la “Araña” tejiera su telaraña.

Julián Álvarez, con su deslumbrante habilidad individual, eludió a varios rivales y dejó el balón servido en el área para la leyenda. Y ahí estaba él, Lionel Messi. Con la presión de defensas y el portero rival encima, el capitán no se inmutó para anotar.

Con una sutileza digna de un artista, Messi picó la pelota por encima de todos, enviándola al fondo de la red. Un golazo que no solo hizo vibrar a la multitud, sino que también empató a Luis Díaz con siete anotaciones, coroná

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