Al igual que muchos, he tenido la certeza de hacerme preguntas sin respuesta aparente: ¿tendré éxito?, ¿podré llegar a ser reconocido?, ¿lograré hacer algo tan valioso que la gente me llame y no tenga yo que buscarlos? Crecer en una familia donde a veces te ven como un loco y no como un soñador, y vivir en un territorio con pocas oportunidades —como los resguardos indígenas de la Sierra Nevada— te obligan a pensar distinto. No es fácil, pero es real.

Se nos ha querido encasillar en un cliché: que los jóvenes solo servimos desde las aulas o como “mano de obra barata” . Que no tenemos experiencia ni la “expertise” para construir algo grande y con propósito. Pero la verdad es que la experiencia también se construye haciendo , y si no nos dejan hacer, ¿cómo esperan que la tengamos?

Hoy

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