Entraron a la sucursal del banco Santander de Navarrete ocultos con unas telas, uno de ellos con gorra y otro con un sombrero de paja, y ambos con gafas de sol. Una vez en el interior de la sucursal, situada en la carretera de Logroño, comunicaron que se trataba de un atraco y lograron hacerse con un botín de algo más de 10.000 euros. A pesar de sus múltiples antecedentes por hechos similares en buena parte de la geografía española, o no imprimieron demasiado temor, o es que en la localidad riojana sobran agallas.
Emprendieron la huida a pie, corriendo hasta un descampado próximo donde permanecía estacionado su vehículo. Sin embargo, empleados y clientes del banco y algunos vecinos fueron tras ellos a pesar de que en el transcurso del atraco ambos malhechores hicieron ostentación de un ar