En los últimos años, Logroño, al igual que otras muchas ciudades, ha sido testigo del cierre progresivo de distintos comercios reconocidos por ser «de toda la vida». Tiendas pequeñas y familiares, con décadas de historia a sus espaldas que con el paso del tiempo han tenido que bajar sus persianas ante los nuevos hábitos de consumo, el auge de las grandes superficies, el comercio online o la falta de relevo generacional. Sin embargo, frente a esta tendencia, todavía hay negocios que resisten adaptándose a la evolución de la ciudad sin perder su esencia y manteniendo su fiel clientela de siempre.

Entre miles de libros e historias, se encuentra Irene Cerezo, la tercera generación de una de las librerías históricas de la ciudad. Desde 1930, su catálogo de libros ha ido variando en función de

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