En un contexto social cada vez más marcado por la inmediatez y la sobreexposición emocional, aprender a encajar los golpes de la vida se ha convertido en una herramienta fundamental para la salud mental. Las decepciones, los fracasos o las pérdidas forman parte inherente de la experiencia humana, y sin embargo, no siempre se les otorga el tratamiento emocional adecuado. En lugar de procesarlos con realismo, muchas personas tienden a sobrepensar cada detalle, a revivir mentalmente una y otra vez el episodio, y a instalarse en una posición de mártir que refuerza el dolor en lugar de aliviarlo. Este exceso de análisis alimenta una narrativa interna derrotista que impide avanzar y distorsiona la dimensión real del problema .

Superar ese bucle mental requiere una revisión profunda de cómo in

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