Imagine la escena . Son las diez menos cuarto de la noche y está pasando unos días de vacaciones en casa de su hermano en Málaga . El crujido de una llave rompe el silencio. Un intruso irrumpe en el interior. El inquilino, receloso, reacciona a golpes con el misterioso hombre que, sin beneplácito, ha rebasado la entrada de la vivienda. Cuchillo en mano, trata de defenderse, convencido de está siendo víctima de un robo, y le ataca, rompiéndole varios huesos nasales y provocándole erosiones por todo el cuerpo. Pero aquel extraño ni era un desconocido, ni pretendía perpetrar un asalto. Había sido una confusión . Se trataba del casero, que accedió sin previo aviso del arrendatario, con quien tenía firmado un contrato de alquiler, “sin reservarse ningún derecho de uso” del
Confunde con un ladrón a su casero, que entró sin permiso, lo ataca con un cuchillo en Málaga y le rompe varios huesos

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