Cada vez más empresas en Occidente están integrando principios de la filosofía oriental en sus programas de liderazgo y gestión organizacional. Conceptos como el zen, el taoísmo, el budismo y el confucianismo se aplican en dinámicas de trabajo para promover la serenidad, la toma de decisiones conscientes y el respeto por el equilibrio humano. Esta tendencia refleja la búsqueda de modelos alternativos frente a la presión del liderazgo competitivo tradicional, privilegiando la armonía, la resiliencia y la sabiduría práctica en los entornos empresariales.

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