Sara Contreras Sandoval
Directora de Escuela de Enfermería
Universidad Andrés Bello
En el quiasma óptico, en nuestro cerebro, se encuentran los relojes biológicos que gobiernan nuestros ritmos esenciales. Cada vez que se produce un cambio de horario, este centro neurológico se ve afectado, desencadenando alteraciones que impactan en la vida de muchas personas. Para comprender por qué nos cuesta adaptarnos a los cambios de horario, resulta crucial entender que las funciones humanas no se rigen estrictamente por un ciclo de veinticuatro horas. Nuestro ciclo fisiológico, por ejemplo, se completa en aproximadamente veintitrés horas, mientras que el ritmo emocional, que modula nuestro estado de ánimo, se extiende cerca de veintiocho horas. El ciclo intelectual, por su parte, que influye dir