Conviene empezar esta columna con una aclaración: no todos los partidos, ni todos los políticos, hacen lo mismo. Sería injusto generalizar, pero negar que los gobiernos de algunas comunidades autónomas han convertido la confrontación con el Gobierno en el eje de su política sería taparse los ojos.
Una de las paradojas más preocupantes de la política española es el modo en que algunas comunidades autónomas se convierten en trincheras frente al Gobierno de España en lugar de ser espacios de gestión al servicio de los ciudadanos. La estrategia es relegar la gestión cotidiana, que es lo que debería dar sentido a la descentralización, cargar responsabilidades sobre el Gobierno y utilizar la autonomía como ariete político. Esta estrategia erosiona la legitimidad del sistema autonómico y, a la l