La Iglesia católica en Colombia enfrenta un escándalo de grandes proporciones que comenzó con una investigación por estafa en un negocio de tierras. El caso derivó en una falsa denuncia ante la Fiscalía y culminó con la confesión de un sacerdote, quien en un juicio canónico admitió haber gastado casi 3.000 millones de pesos para ayudar a un joven “amigo” muy cercano y a su familia. El proceso también salpica al actual gobernador de Cundinamarca, Jorge Emilio Rey.
La historia empezó en el año 2009, cuando la víctima, quien prefirió la reserva de su identidad por temas de seguridad, pero es representada por el abogado Ricardo Burgos, fue contactada por el padre Héctor Vidal, encargado de administrar la economía de la Congregación de Padres Vicentinos en Colombia, para solucionar varios pro