En una operación sin precedentes, agentes de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) y de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI) detuvieron a 475 migrantes en la planta de vehículos eléctricos de Hyundai en Georgia. La redada, llevada a cabo el jueves, se considera una de las más grandes en la ofensiva migratoria de la administración Trump. La mayoría de los detenidos son ciudadanos surcoreanos, aunque también hay un número significativo de latinos.
Steven Schrank, agente especial a cargo de HSI, indicó que los arrestos se realizaron en el sitio de Ellabell, a unos 40 kilómetros al oeste de Savannah. Los detenidos son sospechosos de vivir y trabajar en Estados Unidos sin la documentación migratoria adecuada. Algunos ingresaron al país sin autorización, otros tenían exenciones de visa y no estaban autorizados a trabajar, y algunos habían excedido el tiempo permitido por sus visas.
Durante la redada, varios migrantes intentaron escapar, incluso algunos se lanzaron a un estanque de aguas residuales. Los agentes utilizaron un bote para rescatarlos. Schrank mencionó que algunos de los trabajadores podrían haber sido contratistas o subcontratistas, y la investigación continúa para determinar quiénes trabajaban para qué empresas.
Hyundai, a través de un portavoz, aclaró que no cree que ninguno de los detenidos fuera empleado directo de la compañía. La empresa reafirmó su compromiso con el cumplimiento de las leyes y regulaciones laborales. Chris Susock, director de manufactura de Hyundai Motor North America, liderará una investigación para asegurar que los proveedores y subcontratistas cumplan con la ley.
La planta de Hyundai Metaplant, que abarca 1.177 hectáreas, incluye una fábrica de vehículos eléctricos y una planta de baterías en colaboración con LG. La redada ha interrumpido la construcción de la planta de baterías, y LG está revisando la situación de sus trabajadores.
La operación fue el resultado de una investigación criminal de varios meses, y no se han presentado cargos hasta el momento. Un trabajador de la planta describió la redada como una "zona de guerra", donde los agentes ordenaron a los empleados que se alinearan y proporcionaran su información personal.
El gobierno de Corea del Sur ha expresado su preocupación por la detención de sus ciudadanos y ha enviado diplomáticos para ofrecer asistencia. Lee Jae-woong, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Corea del Sur, enfatizó que los derechos de los ciudadanos y las empresas surcoreanas no deben verse comprometidos.
La redada podría tener repercusiones económicas y diplomáticas, especialmente en un momento de intensas relaciones comerciales entre Estados Unidos y Corea del Sur. El gobernador de Georgia, Brian Kemp, ha defendido la Metaplant como un impulso para la economía local, pero la operación de ICE ha generado temor y incertidumbre en la comunidad.